¡Cambiemos los premios por los elogios!

Si te portas bien, te daré helado de postre…

La estrategia detrás de los premios es muy similar a la de los castigos, pero en lugar de amenazarles, estamos sobornándoles, esperando que hagan algo que nos interesa a cambio de una recompensa. Pero con los premios estamos haciendo que nuestros hijos hagan las cosas por complacernos, no por su propia motivación interna.

¿Quieres que tu hijo haga las cosas para complacerte o porque son su responsabilidad?

Si tratas de hacer lo primero, cuando no estés controlándole, hará lo opuesto a lo que quieres que haga. Es una de las consecuencias del control, que incita a la rebelión.

Algo muy relacionado con los premios son los elogios que tan inocentemente decimos. Elogiar es una forma de premiar de forma no material, es decir, les premias con tu aprobación.

¡Cambiemos los premios por los elogios!

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